Ilustrando al presidente Rajoy sobre desigualdad, empleo y protección social
Barómetro Social de España

Este fin de semana el presidente del gobierno español ha afirmado que no existen datos para afirmar que está aumentando la desigualdad. Aseguró también que el mejor remedio contra la desigualdad es tener un empleo o, en su defecto, unos buenos servicios públicos. Aportamos algunos datos –todos de fuentes oficiales- que desmienten radicalmente estas afirmaciones. ¿El presidente no se informa o nos toma por idiotas?

Centrémonos en dos afirmaciones del señor Rajoy en declaraciones a El País del 8-12-2013. La primera de ellas:

“No hay en este momento unos indicadores precisos ni en España ni en Europa sobre los datos de desigualdad”.

La desigualdad de rentas (el conjunto de ingresos monetarios de los hogares a lo largo de un año) se mide por el Índice de Gini: un valor 0 indica máxima igualdad, 100 significa máxima desigualdad. En España estos datos proceden de la Encuesta de Condiciones de Vida que realiza el INE anualmente. ¿Qué dicen sus datos? (ver Gráfico 1). Que la desigualdad se ha incrementado continuamente entre 2007 y 2012, pues el índice aumentó desde 31,9 hasta 35, lo que supone un incremento del 9,7% de la desigualdad de rentas.

Gráfico 1. Evolución del índice de Gini (desigualdad de rentas de los hogares)

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Fuente: INE, Encuesta de Condiciones de Vida.

Otra forma de valorar la evolución de la desigualdad es medir la distancia entre el 20% de la población de mayores ingresos respecto al 20% más pobre. Cuanto mayor sea el valor de este índice (denominado S80/S20 en la jerga estadística) más es la distancia –desigualdad- entre ricos y pobres. ¿Qué ha sucedido en este país desde el inicio de la crisis? En este caso la información nos permite distinguir entre dos grupos de población: entre los mayores de 65 años la desigualdad experimentó pocos cambios, empeoró algo hasta 2010 y mejoró en 2012; en todos estos años la situación es bastante similar a la que existe en el conjunto de países de la Unión Europea de 15 miembros, el núcleo de países que se supone la referencia con la que el estado español pretendía homologarse. Pero las cosas cambian radicalmente cuando analizamos la situación de la población con menos de 65 años: en este caso las diferencias se han incrementado de forma notable, si en 2007 el 20% más rico ganaba 5,7 veces más que el 20% con menos ingresos en 2012 la distancia se ha  incrementado hasta 8,1 veces; en cambio, en la UE-15 se registró un muy modesto incremento de la desigualdad (de 5 a 5,3 veces). Queda claro, por tanto, que en España la crisis se caracteriza por un fuerte incremento de las desigualdades que afecta especialmente a lo población en edad laboral y a los menores de edad.

Gráfico 2. Relación entre el quintil más rico y el más pobre (S80/S20)

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Fuente: EUROSTAT, SILC

Pero es que las diferencias de riqueza (el total del patrimonio acumulado) son cinco veces mayores que las de renta (lo que se ingresa cada año). Por tanto, si sólo analizamos la distribución de la renta no percibimos la magnitud real de las desigualdades. Además, éstas son aún mayores que lo que nos indican las fuentes, pues una parte de las riquezas se halla oculta en paraísos fiscales o en la economía sumergida. En definitiva, las desigualdades reales son mayores de lo que indican las estadísticas y durante esta crisis se registra una creciente polarización social, tanto en la distribución de la renta como de la riqueza.

Segunda afirmación del presidente del gobierno:

“La mejor forma de corregir la desigualdad es que todo el mundo tenga un puesto de trabajo y que el que no lo tenga, porque no puede, o porque ya es mayor y está jubilado, esté atendido por unos buenos servicios públicos”.

¿Qué está sucediendo con las personas que mantienen un puesto de trabajo? Como ya señalamos en otros post (ver aquí) en los últimos años empleo no es sinónimo de bienestar material, ni siquiera de garantía contra la pobreza. Todos los datos disponibles demuestran si duda que el salario real está disminuyendo, es decir que el conjunto de los asalariados pierden poder adquisitivo. Según la Encuesta de Población Activa en el período 2009-2012 el salario medio cayó un 5,6% pero el deterioro resultó mucho más importante para los menores de 25 años, que perdieron el 19%, los empleados a tiempo parcial (-12%) y los contratados temporales (-11%). Estos tres grupos constituyen un segmento de asalariados pobres que se han empobrecido notablemente durante los últimos tres años. Además, entre 2006 y 2012 la desigualdad entre los asalariados se incrementó un 9% (el índice de Gini pasó de 0,266 a 0,290). El 10% de los asalariados con menores ingresos son 1.430.000 personas cuyos salario medio se estima en 423 €; el siguiente 10% es un colectivo de igual tamaño cuyo salario medio es de 830 €, es decir, están lejos de ser “mileuristas” aunque incluye a una importante proporción con empleos de duración indefinida (826.000) y a jornada completa (806.000). Y la Encuesta de Condiciones de Vida nos informa de que la tasa de pobreza aumentó un 17,5% entre los ocupados (desde el 11,4% en 2007 hasta el 13,4% en 2012). En definitiva, el abaratamiento de los salarios es una realidad incluso entre los empleos estables a tiempo completo. Y eso es, precisamente, lo que el presidente de gobierno sale a vender a los capitalistas extranjeros.

Gráfico 3. Evolución de la tasa de pobreza entre la población ocupada

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Fuente: INE, Encuesta de Condiciones de Vida

¿Y qué podemos decir respecto a esos “buenos servicios públicos” que han de proteger a quien no tiene trabajo? En cuanto a la población activa desempleada los datos muestran un continuo retroceso de las prestaciones desde el inicio de la crisis: en 2007 el 77,5% de los desempleados tenía alguna prestación y predominaban las contributivas (42,5%), mejor dotadas, sobre las asistenciales (35%). En cambio, en los tres primeros trimestres de 2013 la situación es radicalmente peor: menos de la mitad de los desempleados tiene alguna prestación y ahora predominan las de carácter asistencial (25,8%) por encima de las contributivas (21,7%). Por tanto, el sistema de protección pública por desempleo deja sin cobertura el 52,5% de los parados (algo más de 3,1 millones de personas) y mantiene a un gran número (otro millón y medio) con prestaciones que no superan los niveles de pobreza.

Gráfico 4. Evolución del desempleo y de las prestaciones sociales

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Fuente: elaboración propia en base a INE, EPA y Ministerio de Empleo, BEL

Por último, ¿qué sucede con los pensionistas? La pensión media se revalorizó por encima del coste de la vida hasta el año 2009; es decir que hasta entonces mejoró su poder adquisitivo. Pero en 2010 no hubo incremento, en 2011 fue de sólo 0,7% y el gobierno del PP ha abandonado el compromiso de ajustar su cuantía en relación a los incrementos del coste de la vida. Aún antes de que los recortes previstos hagan su efecto los datos de la Agencia Tributaria indican que en 2012 algo más de 2,5 millones de pensionistas (el 28% del total) tenían una pensión mensual media de 339 euros. En ausencia de otros ingresos están abocados a la pobreza severa. El resto de población jubilada ha podido ser refugio de parte de sus familiares desempleados y sin recursos, pero en el futuro inmediato la política gubernamental los dejará con ingresos reales continuamente decrecientes.

Así que, teniendo en cuenta la información disponible, cabe preguntarse: ¿a qué se refiere el presidente de gobierno cuando afirma que “el estado de bienestar es un logro irrenunciable en España y en la Unión Europea”? ¿A que está dispuesto a revertir la política que se viene aplicando desde 2010 que no hace sino incrementar las desigualdades, la pobreza y la falta de oportunidades de segmentos crecientes de la población?

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