El modelo vigente enriquece a los más ricos: 1% frente a 99%
Barómetro Social de España

El despliegue del capitalismo financiero en las tres últimas décadas produce una redistribución del ingreso en favor de las rentas del capital y de las capas asalariadas privilegiadas. El peso del 1% más rico en el reparto de la renta ha crecido un 21% a costa del resto de la población.

La época del capitalismo “neoliberal”, o de predominio financiero, está marcada en los países centrales por un incremento de las desigualdades. En el caso español podemos seguir una pista de esta dinámica analizando la distribución anual de renta entre salarios y beneficios brutos de las empresas. Estos últimos vieron reducida su participación durante el desarrollismo franquista, entre 1960 y 1976, pero la ampliaron substancialmente a partir de los Pactos de la Moncloa (1977), con la creciente inserción de España en el modelo global neoliberal. La parte del excedente apropiada por el capital pasó del 26% en 1977 al 43% en 2011, lo que supone un incremento de 17 puntos porcentuales. Aunque en los primeros años de la actual crisis (2007-2009) el peso  relativo de los beneficios disminuyó debido a la recesión, su trozo de la tarta se incrementa notablemente a partir de 2010. Por tanto, la participación de los salarios en la renta nacional descendió continuamente durante el último ciclo de crecimiento y vuelve a caer con la adopción de políticas “de ajuste” desde 2010. En suma, se está perpetuando una tendencia estructural a la redistribución regresiva del ingreso (ver Gráfico 1).

Gráfico 1. Parte del excedente apropiada por los salariados (1960-2012)

Fuente: Elaboración de Colectivo Ioé a partir  de Comisión Europea, AMECO database (el dato de 2012 es estimado). El cálculo incorpora sólo el reparto entre ganancias empresariales y salarios, sin incluir los impuestos estatales, que retraen renta de ambos factores.

Además, existe un fuerte grado de dispersión salarial, medido por las diferencias de salarios percibidos por distintos segmentos de la población: a lo largo de la última década la diferencia de percepciones del 20% con más altos ingresos superó siempre en 5 veces al 20% con menor renta y la brecha se incrementó entre 2007 y 2010, de 5,3 a 6,9 veces.

 

El vértice de la pirámide

Por tanto, la tendencia durante los últimos años combina reducción de la remuneración del conjunto de los asalariados e incremento de las desigualdades entre la población asalariada a favor de los segmentos de renta superior. ¿Cómo se traduce esta dinámica en la distribución del conjunto de los ingresos (de los salarios y del capital)?

La creciente acaparación de renta por las élites económicas se puede seguir con detalle a través de las estadísticas impositivas, como The World Top Incomes Database, que incluyen las ganancias del capital pero, obviamente, sólo las declaradas (el monto de lo evadido a paraísos fiscales hace que las desigualdades sean mayores que las aquí consignadas, tal como se muestra en un informe de Tax Justice Network).

Las diferencias entre el 10% superior y el 90% restante se ampliaron en el periodo 1981-1989, se redujeron entre 1989-1993, se mantuvieron más o menos constantes hasta 2002, para crecer fuertemente hasta 2006 y retroceder posteriormente como consecuencia del impacto inicial de la crisis sobre la renta de las capas más ricas (Gráfico 2). La máxima diferencia (desigualdad) se registró en 2006 cuando la relación era de 5,1 veces, en tanto que en 2009 los más ricos “sólo” percibieron 4,4 más ingresos que el 90% restante de la población. Los indicadores conocidos pronostican que posteriormente las diferencias han vuelto a incrementarse, debido a una recomposición de las ganancias empresariales y los salarios de los niveles superiores, acompañados por un deterioro de las retribuciones salariales de la mayoría de la población.

Gráfico 2. Participación en el ingreso del 10% superior y el 90% inferior en España. 1981-2009

Fuente: elaboración de Colectivo Ioé en base a The World Top Incomes Database.

Pero el acaparamiento de la renta que se produce cada año no se distribuye homogéneamente entre el 10% con mayores ingresos. Los datos muestran que existe una progresiva concentración a favor de los más ricos entre los ricos (el 1% de la población: unos 150.000 hogares). La franja de población que incluye entre el 5% y el 10% más próspero redujo su participación en el ingreso nacional desde el 11,5% (en 1981) hasta el 10,7% (en 2009). Lo mismo ocurre con el segmento que va del 1% al 5% más rico, que retrocedió desde un 13,6% hasta el 12,9% en el mismo lapso de tiempo. En cambio, la parte apropiada por el 1% más próspero aumentó desde 7,8% en 1981 hasta el 12,6% en 2006, para retroceder hasta el 9,7% en 2009 a causa de la crisis.

En los últimos 30 años la evolución de la renta anual media percibida por el 1% de los hogares de mayores ingresos ha aumentado un 21,5% mientras que la del 99% restante ha disminuido un 1,8% (ver Gráfico 3). Ascendiendo hasta la cúspide de la pirámide se constata que el 0,1% de mayores ingresos (15.000 hogares) consiguió un incremento del 40,1%, y el del 0,01% (1.500 familias, no representadas en el gráfico) alcanzó el 73,1%. En definitiva, más allá de fluctuaciones coyunturales, la etapa de capitalismo neoliberal ha generado un creciente acaparamiento de la riqueza social en el vértice de familias más adineradas.

Gráfico 3. Renta percibida por el 99%, el 1% y otros segmentos de renta en España. 1981-2009.

Fuente: elaboración de Colectivo Ioé en base a The World Top Incomes Database.

En síntesis, durante todo el periodo neoliberal el 1% de la población se apropió siempre del 8% o más de los ingresos y en el momento culminante de su expansión alcanzó casi el 13%. El retroceso experimentado entre 2006 y 2009 registra el impacto inicial del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y de los valores bursátiles; aun así, esta ínfima minoría se apropia de casi el 10% de los ingresos y todo indica que su porción de la tarta se ha incrementado en los años recientes. En la medida que la “salida” a la actual crisis económica retome los principales rasgos del modelo sólo puede esperarse que las desigualdades en el reparto de la renta sigan creciendo.

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